1 de septiembre de 2017

Libro álbum Matilde / Sozapato / Kalandraka


Matilde es la historia de una niña que juega con un pincel mágico y en su "primer intento" ve como su creación se le va de las manos. Conforme avanzan las páginas vemos como la niña entra en problemas y como un pintor calmo le enseña a controlar a su creación. Un detalle que me gusta compartir sobre la trama de la historia es que en el estudio del pintor, se poder ver (si lo buscan) el primer dragón, pintado por él; nuestro primer impulso suele ser un poco descontrolado pero conforme nos conocemos y aceptamos, nuestras creaciones pueden coexistir con nosotros sin hacernos daño.


CÓMO SE PUBLICÓ:

Publicar "Matilde" con la editorial Kalandraka ha sido todo un viaje, empezó en el 2015 y se materializó en febrero del 2017. 

Participé con la primera maqueta de Matilde en el IX PREMIO INTERNACIONAL DE COMPOSTELA DE ALBUM ILUSTRADOS (2016), el día del veredicto la editorial pública esta foto. No había ganado, ni había sido finalista, pero ver mi maqueta sobre la mesa (inferior izquierda), y saber que al menos llegué hasta las ultimas instancias del veredicto, me hizo sentir que quizá no lo hago tan mal...


Después de unos meses de haberse dictado el veredicto,  la editorial Kalandraka me hace saber que estaban interesados en publicar la historia de Matilde... solo atiné a sonreír de todas la formas posibles.

Después de concretar algunos cambios gráficos, firmamos un contrato, nos conocimos un poco, y finalmente se publicó el libro en febrero del 2017.

Como la editorial Kalandraka es española, Matilde tardaría en llegar al Ecuador, así que en un acto desesperado por lograr que el libro llegue a las manos de mis seres más queridos, e invadida por la emoción de la "primera vez", junto con la librería de El oso lector, logramos traer 50 ejemplares al XI MARATÓN DEL CUENTO en Quito - Ecuador.


Ese día, vestida de Chalata, conté la historia de Matilde unas cuantas veces, no estaba muy consciente de lo mágico que resultaría juntar dos de mis pasiones (el clown y la ilustración), pero compartir con los niños/as mis garabatos resultó inolvidable.


ENTREVISTA A SOZAPATO:

Les paso un parte de lo que fue la entrevista que me hizo Kalandraka poco después de que se publicara el libro.


-K: La idea de un pincel mágico del que surgen figuras que cobran vida ya tenía cierto recorrido en la literatura oral, escrita e incluso en el campo audiovisual. ¿Qué aporta “Matilde” desde el punto de vista creativo?

-S: Siento que el pincel mágico en “Matilde” es solo el pretexto para hablar de otro tipo de conflictos, quizá un tanto más complejos. El juego y el color que se desprenden de este pincel, en realidad permiten evidenciar lo que no es mágico: la indiferencia, la rutina, la adultez mal entendida como amargura, el estatismo emocional… Y sin decir una sola palabra, esta historia aparentemente simple, pone en manos del lector reflexiones en varios niveles: ¿Qué representa el color? ¿Por qué algunos personajes son grises? ¿Por qué no pueden ver lo que está frente a sus ojos? ¿Quién es Matilde? ¿Por qué dibuja un dragón?… Hay varias pistas gráficas escondidas a lo largo de la historia, que sin dejar de ser divertidas e inesperadas, evocan nuevos y distintos análisis.




-K: Abundan los elementos fantásticos: desde la sombra con forma de dragón que Matilde proyecta de sí misma en el suelo antes incluso de que comience la historia -como una especie de ‘declaración de intenciones’ de lo que se encontrará el público en las páginas del libro- hasta los personajes ‘imposibles’ que habitan con el pintor y que deambulan por la ciudad, pasando por el propio dragón sobre el que gira la trama. ¿Qué metáfora visual representan?

-S: Creo que el arte tiene la facultad maravillosa de evidenciarnos como seres humanos y, a partir de esa premisa, empiezo a elaborar varios ejes narrativos en esta historia. El dragón, para mí, representa el primer impulso del ser humano que, sin ser “malo”, suele ser visceral, desbordante y torpe. Los personajes oníricos que habitan con el pintor y que sí pueden coexistir en el mundo, representan los impulsos más conscientes y reflexivos. En la escena en la que aparece el pintor en su estudio, si se pone atención, se puede encontrar el dragón (del pintor) capturado en lienzo; ya que él también fue niño inexperto y también tuvo que aprender a controlar su primer y alborotado impulso, como Matilde.




-K: En cuanto al manejo del color, a diferencia de otras obras tuyas en las que la paleta cromática es amplia, intensa y luminosa, “Matilde” sorprende por la sobriedad y el predominio de los tonos apagados excepto en el caso de figuras concretas que centran la atención en el desarrollo de la trama. ¿El valor simbólico del color en esta historia es tal vez lo que sustituye la comunicación convencional a través de las palabras?



-S: No necesariamente. Creo que la historia podría entenderse perfectamente si todos los personajes llevaran colores. Mi decisión de mantener una atmosfera gris fue para dar profundidad extra a la trama principal y, a partir de eso, incitar al niño/a a reflexionar sobre temas más íntimos. En este caso estoy hablando del juego, la curiosidad y la empatía, facultades que abundan en la infancia y que muchas veces, al “adultecernos”, dejamos de desarrollar, para entonces convertirnos en entes neutros, mimetizados en la apatía general.


-K: La estructura tan meditada de la obra, a través de una suerte de viñetas entre las que se van intercalando ilustraciones a doble página, también forma parte de ese lenguaje no-escrito que utilizas para contar la historia. ¿Qué predominaría más, la influencia del cómic, el lenguaje del cine, o ambos?

-S: Al no tener un texto que narre la historia de Matilde, por un tema netamente comunicacional, tuve que abordar varios tipos de lenguaje. Utilizar viñetas fue de gran ayuda para contraer el paso prologando del tiempo o varias acciones en un espacio reducido. El lenguaje del cine, en cambio, responde más a un tema estético y emocional. Sin embargo, cada decisión se tomó en función de realzar y focalizar la atención en la acción principal que, finalmente, lleva el hilo narrativo de la historia.




-K: Hay dos páginas en las que, aún utilizando la misma estrategia gráfica, el significado es opuesto: la escena en la que Matilde pierde el control del dragón está contada como a cámara lenta, mientras que la escena en la que el dragón hace de las suyas por la ciudad y su figura se multiplica en diferentes poses, parece contada a cámara rápida. ¿Es en detalles como estos donde más se evidencia la complejidad de la obra desde el punto de vista técnico, aunque la trama parezca aparentemente sencilla?

-S: Evidentemente, hay complejidad en la forma de narrar esta historia; pero más que en los detalles técnicos que ejemplificas (cámara lenta y rápida), está en la intención comunicacional que determinó dónde y cómo utilizar estos recursos. “Matilde” pretende ser un viaje íntimo, donde el niño/a pueda reconocerse en verdad, con sensaciones y experiencias vividas. Generalmente, cuando nos pasa algo malo tardamos en encajar la situación (cámara lenta) y al contrario, cuando nos metemos en problemas casi no notamos el paso del tiempo (cámara rápida), antes de su consecuencia final.


-K: ¿Es correcta la contraposición entre el carácter pausado y reflexivo del veterano pintor frente a la actitud impulsiva y aventurera de quien se revela como aprendiz?

-S: Sí, claro. Matilde nos muestra la belleza de ser torpes y novatos, en el arte de descubrirse. Sin juzgamientos ni censura, esta historia muestra la locura atropellada (Matilde) y la fluidez pacifica (Pintor) de un mismo tópico; el arte.


-K: La publicación de “Matilde” en KALANDRAKA amplía el abanico de ‘banderas’, al ser la primera autora ecuatoriana que se incorpora al catálogo de los “Libros para soñar”. ¿Qué experiencia previa tenías con respecto a la edición en el ámbito europeo y qué visión se tiene desde Ecuador de los “puentes artísticos” entre Europa y América, tan transitados por numerosos ilustradores e ilustradoras iberoamericanos que, al menos en España, son muy apreciados?

-S: Como la gran mayoría de ilustradores, he tenido que auto-educarme y, de hecho, siempre me he nutrido mucho del análisis de libro-álbumes europeos. Sin embargo, creo que hay una cosmovisión latina y andina, intrínseca en mí, que inevitablemente mixtura mi forma de contar historias y me ha permitido encontrar un lenguaje propio. Creo que Europa y América latina constituyen culturas complementarias y es muy interesante poder tener canales de convergencia para nutrirnos mutuamente. Para mí, Europa es la concreción y la elegancia, y América, la emoción y el juego… ¡me encanta pensar en las potencialidades de combinar lo mejor de ambos mundos!

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